
Todo hombre debe enfrentarse al menos una vez en la vida a la incómoda situación de devolver un platillo en un restaurante porque no cumple con sus expectativas. Las razones varían: porque no es agradable al gusto, porque tiene ingredientes que no son de tu agrado y no vienen en la carta, porque llegó frío, etc., pero… ¿hay alguna forma de hacerlo correctamente? Acá te decimos.
Si lo probaste, bastan dos cucharadas para darte cuenta de que está salado, crudo o que tiene algún ingrediente en mal estado. Existen casos de gente que devuelve un plato a la mitad porque “no fue de su agrado” u otros en donde se terminan ingredientes que sí les gustaron y devuelven los que no, como los camarones de la pasta. Es muy mal argumento devolver un platillo cuando casi lo terminas. Entre más bocados le des, menos derecho tienes a reclamar.
Sé específico con el mesero. Coméntale cuál es el inconveniente con el platillo; de esta forma, el restaurante podrá cambiártelo sin arriesgarse a que lo devuelvas por segunda ocasión.
Ten presente que los restaurantes no buscan hacerte infeliz u obligarte a comer algo que no quieres. El equipo completo de todo buen restaurante busca alcanzar la perfección, así que no deberán molestarse si les señalas algún error, al contrario, eso puede ayudarlos a ser mejores.
Y nunca olvides los buenos modales. La amabilidad, el respeto y la comprensión son básicos siempre.